El miedo al compromiso se le adjudica a los hombres. Cuando una pareja heterosexual se casa, se cree que la mujer es la que «atrapó» o «domó» al hombre, como si el hombre fuera libre por naturaleza y fuera la mujer la que lo enjaula al orillarlo a casarse. Los hombres fantasean con sexo sin compromiso, las mujeres con anillos de compromiso (según el estereotipo).
Al eliminar al hombre de la ecuación relacional el resultado es catastrófico: dos amantes-del-compromiso que se mudan juntas a la segunda cita… Sí, las lesbianas tienden a moverse exageradamente rápido en sus relaciones. Mientras el prototipo de hombre heterosexual duda en mudarse con su novia después de 7 años, el prototipo de mujer lesbiana no lo duda después de 7 días.
Yo lloro en las bodas, sobretodo si conozco bien a la pareja. Lloro cuando entra la novia, lloro cuando le pone el anillo, lloro cuando se dan el beso y lloro cuando se dicen sus votos… Lloro por la emoción de saber que esas dos personas se quieren (y confían) lo suficiente como para comprometerse para toda la vida. Lloro por eso y porque generalmente tengo gripa en el evento. De verdad, me he enfermado justo antes de las tres últimas bodas a las que he ido. En una me dio tos con calentura, en otra una gripa que me mandó a dormir a las seis de la tarde y en la última me pasé vomitando toda la mañana. La esposa de mi primo dice que eso no es normal, que necesito terapia, que no puede ser coincidencia que me enferme en la mayoría de las bodas.
¿Miedo al compromiso? Tal vez… Sino, ¿por qué de todas las lesbianas del mundo escogí tener una relación con la única que no se casa a la segunda cita (ni a las 5,000 citas)?
Las generaciones de antes eran más comprometidas. Nuestras abuelas se casaban antes de los 20 y nuestros abuelos escogían un trabajo y se quedaban ahí de por vida. La gente se casaba no sólo con una esposa, sino con un trabajo, una casa, una ciudad, etc. Hoy, a la mayoría de mis amigos les cuesta trabajo imaginarse pasar más de dos años trabajando en el mismo lugar.
Entonces, ¿soy la excepción a la regla o las lesbianas también nos estamos volviendo menos comprometidas? ¿Es realmente una característica de ésta generación el temerle al compromiso? ¿Ustedes se siguen queriendo casar a la segunda cita?