Archivo de la etiqueta: Lesbianas

Lenchiaugurios

2013 fue un año muy random para mí. Lleno de muchas cosas bonitas, cosas chistosas,  cosas que no entiendo, con chichis por aquí, chichis por allá.

Llegó el 2014 rápidamente y con él, el momento de la tradición mexicana de las 12 campanadas y pedir un deseo por cada tilín-tilín, tolón-tolón que suena; al mismo tiempo que uno se come una uva POR CADA CAMPANADA.

Es decir, además de pensar en el deseo con todo tu corazón, tienes que atragantarte un uvón tamañonememes, apurarle y pasar a la siguiente uva, deseo y campanada.

Un gran, gran, gran reto que para mi boca no entrenada para cosones –if you know what i mean- , se vuelve toda una hazaña…

Y es así como tú lectora, llegaste a uno de mis 12 deseos, uvotas y esfuerzos. Mientras  mis tíos y demás familiares pensaban sus lindos deseos, y ellos me veían a mí con una gran sonrisa como diciendo “Aw la sobrinita, bien enfocada en los suyos…” yo las tenía en mente.

Deseé con todas mis fuerzas,  que las papayas se multiplicaran en sus vidas y que fueran de buena cosecha. Nada de aquellas que se esconden o se cierran a la hora de la hora. No.

No más bugas que quieran experimentarlas (O no que las hagan clavarse, al menos).

No más perrilove, dramalencho.

Más boobies, más amor, más todo.

Puros lenchiaugurios.

¡Feliz, feliz, feliz  lenchidosmilcatorce a todas!

Escríbanos qué les gustaría saber, escuchar, leer, ver, hacer en éste año.

Etiquetado , , , , , , , , , , , ,

Recuerdos

Eran unos cochecitos que salían en los «Huevitos Kinder», yo tenía tres. La primera vez que mi sobrino los vio encima de mi escritorio dudé en dejarlo jugar con ellos. ¿Tan importantes eran? Otro día me los pidió mi sobrina, se los presté sin dudarlo, pero cuando me preguntó si se los podía quedar, se los negué rotundamente.

Salían en los huevitos Kinder que ella y yo dividíamos a la mitad… Ridiculísimo. Pero yo los guardaba como si nuestro amor dependiera de ellos. Después, cuando cortamos, no me atreví a tirarlos. Me los pidió alguna prima que los vio guardados y le dije que no.

Ayer, en el escritorio de un diseñador, vi una flotilla de mini coches, formados enfrente de su computadora. «Yo tengo varios de esos», le dije. Y sin pensarlo, le prometí que se los regalaría al día siguiente. Dicho y hecho, hoy mis tres coches se alinean a los suyos.

Si les digo que no sé qué signifique, me van a contestar que por fin estoy dejando ir… No estoy segura de que se trate de eso, creo que algo en mi se rindió y dejó de sacralizar todos los recuerdos de «amor».

Cuando tenía 18 años, la señora me regaló unos lentes de sol, traídos desde algún soleado lugar de las europas. Cuando la señora y yo nos mandamos a volar, aventé los lentes en el estacionamiento de la universidad. La pobre L corrió a recoger las piezas: «yo los guardo»… Ésto fue diferente, de que hay dolor, hay dolor, pero ahora es más real. Me duele más el corazón y menos el orgullo. La extraño casi sin rencor, con todo y los pleitos que me ha armado desde que cortamos. Ya no tengo dieciocho años y los cochecitos los regalé sin ninguna mala intención.

Etiquetado , , , , , , , ,

Amores imaginarios

Hoy vi una película: “LES AMOURS IMAGINAIRES”. Ya la había visto. La película es excelente, dos amigos: una mujer y un hombre, se enamoran de la misma persona.

Al principio hay varias entrevistas, gente hablando de las personas de las que se han enamorado. Una chava cuenta que una vez se enamoró de un alemán y que después de años de una relación de larga distancia se mudaron juntos. En el momento, en el que empezaron a vivir juntos, se acabó el amor. Ella explica que eran los vuelos, el acento, los cafés y los cigarros de lo que estaba enamorada, no de la persona.

Conceptos. ¿Cuántas veces no me habré enamorado de conceptos?

  • Música, moda, acento, porte, risa… Un ideal sacado de VOGUE. La forma en la que me bailaba. Un beso a la mitad de la calle. Las frases que parecen extractos de películas de los 40’s. Las botas negras y la camisa verde y los pantalones negros. Y la feminidad extravagante aunada a una actitud fría pero amable, casi condescendiente.
  • La niña perdida, la drogadicta, la depresiva, la que necesitaba que la rescataran pero no pedía ayuda, la que me ponía en un pedestal y luego me bajaba a pedradas. La que luchaba contra sus demonios internos. La que me recordaba al lobo estepario o al Tomás de la insoportable levedad del ser. La del amor eterno pero siempre fugaz. La inaccesible a mis pies.
  • La que veía en mi algo que nadie había visto antes. La mujer. El ideal que no soy pero quiero ser. La que todos quieren. La que yo puedo tener. La que juega, la que demuestra. La que se ríe y se queja casi al mismo tiempo. La que me enseñó más de mi que de ella. La que no sabe ser de nadie.
  • La que estaba loca. La que se cortaba las venas. La que me emborrachaba y se reía y me besaba sin dar ninguna explicación. La que se atrevía a hacer todo lo que yo no hacía.

Y otros miles de conceptos. ¿Por qué me enamoro? ¿Las quise? ¿Me quisieron? Una vio en mi a alguien totalmente diferente a todo lo que conocía, la otra a la niña buena, la otra a la intelectual y la otra a alguien en quien confiar. No saben si me quisieron o me dejaron de querer. No saben si quisieron a un concepto o si dejaron de querer a otro. No saben nada de mi, o tal vez saben todo. Nos encueramos unas frente a las otras, pero tal vez no nos vimos.

Etiquetado , , , , , , , ,

Test: ¿Qué tan perra eres?

Últimamente nos llegan preguntas sobre lo que significa o no ser una perra… La verdad es que yo uso la palabra en un sentido bastante amplio y que casi equivale al «mujer cabrona».

Les dejo un test, para que sepan ustedes si son perras o no… Les propongo algo, díganme sus resultados y a cambio yo les cuento que haría yo en cada una de las situaciones. (En el siguiente post).

Besos, queridas.

(test: http://share.snacktools.com/F6E97B7EFB5/qd19455k )

Etiquetado , , , , ,

(No tan) Querida Ex Novia

(No tan) Querida Ex Novia:

Antes que nada, ¿cómo estás? Me imagino que no tan bien, aunque tampoco tan mal. ¿Qué tal el nuevo trabajo? En ese rubro no te puedo dar consejos porque ni siquiera sé en qué estás trabajando (ni dónde). Quizás te preguntes cómo estoy yo… Pues si te digo la verdad, he tenido mejores momentos. Después de correr de arriba a abajo por meses y apenas tener tiempo para dormir, se siente un vacío al regresar. A eso hay que sumarle que no tengo nada que hacer mas que mandar curriculums como pendeja, a ver dónde me aceptan.

La verdad es que esperaba, para éste punto, saber algo de ti. Mira que no soy exigente, un simple mensaje hubiera sido suficiente. Yo si te escribí pero Dios sabe por qué a tus veintiséis años actúas como adolescente loca y me bloqueas de toda red social existente. Empezaste con Facebook, ni siquiera me bloqueaste, sólo restringiste lo que yo podía ver al mínimo y me pediste que hiciera lo mismo. Luego me eliminaste y finalmente me bloqueaste, para que no quedara lugar a duda de que no querías saber nada de mi. Luego fue Twitter y casi simultaneamente Instagram. En algún punto me exigiste que te dejara de seguir en Pinterest, hazme el favor. De Skype me eliminaste el día que llegué a Sydney…

Lo que yo no entiendo es cual es el afán de sacarme de todos lados. Discúlpame pero estar conmigo te hacía más bien que mal y sino pregúntale a cualquiera de tus amistades. El sábado que mis papás te encontraron en el súper me dijeron que te veías más flaca. «Son las tachas» pensé. Y es que por un lado, no tienes nada que reclamarme y por el otro, si te vale madres, ¿por qué llegar a tantos extremos? Yo no sé si estás dolida o si de plano crees que cargo la peste, pero ya estoy harta. La verdad es que no tendría porque ser tan difícil entablar una conversación decente con la persona con la que estuviste más de 18 meses.

Así que en vez escribirte a ti pondré esto aquí. Lo van a leer todas ellas, en vez de ti. Tú puedes seguir brillando por tu ausencia.

Con cariño para todas mis lectoras,

A.

Etiquetado , , , , , , , , , ,

Australia: ¿paraíso lésbico?

Ya las vi quejándose. Que si el Mardi Gras, que si no twitteamos, que sí L cada día desvaría más, que si A se está poniendo demasiado impertinente…

En sólo tres semanas he tomado ocho vuelos. Ocho. Así. Creo que he pasado más tiempo en aeropuertos que durmiendo. He tomado con gente de tan variadas nacionalidades que ya me siento «ciudadana del mundo» y he tenido que bañarme en lugares que ni les cuento. Así están las cosas, por eso no les había escrito.

Ya voy de regreso a México. Dos o tres lágrimas se me escaparon en el camino. Que bueno que nadie veía.

¿Qué les parece que hoy les cuento de la vida nocturna y lésbica de Sydney? Van algunos datos:

  1. Sydney no es el paraíso lésbico. Sydney es el paraíso gay, el paraíso del hombre homosexual moderno. Y aunque la ciudad es muy gay friendly, hay banderas gays por todas partes y son incontables las parejas lesbianas y gays que se ven en las calles, la verdad es que la población lésbica no es tan alta.
  2. Las australianas son rudas. Sï, así. En México yo me veo levemente lesbiana, en Sydney soy lo más buga del mundo. Lo que pasa es que la australiana promedio se viste con tank-tops y chanclas, así que para diferenciarse las lesbianas se ven todavía más rudas. Estoy generalizando, tuve algunas amigas muy femeninas en Sydney, pero la gran mayoría usa trucker-caps y tiene el pelo corto.
  3. Nadie va a pagar por ti ni tú deberías pagar por nadie. Aunque es una práctica muy común que cuando dos mujeres que se agarran o planean agarrarse van a la barra de un bar una paga, también es MUY común que si te pagan devuelvas el favor.
  4. El Mardi Gras no es lo que parece. Dicen que es el desfile número uno del mundo, pero sólo es eso, un desfile. Te paras atras de un barandal a verlo y cuando termina tienes que pagar boletos de mínimo 50 dólares para ir a alguna de las fiestas post-mardi gras. Lo que pasa entonces es que, a diferencia de ciudades como Londres o Paris, no hay una «comunidad» festejando junta, sino varias fiestas aisladas.
  5. En Australia se hace ejercicio. Sí, mucho ejercicio. Ya les había contado que yo corro, pues en Sydney TODOS (y todas) corren. Eso significa que la mayoría de las mujeres están en forma y que te vas a cruzar con varias lenchas mientras corres por la playa.
  6. Hay fiestas gays y fiestas de lesbianas. La cosa no se mezcla. Y aunque vas a encontrar a algunas lesbianas en los antros gays y a algunos gays en las fiestas de lesbianas, la cosa va por separado.
  7. En una noche en Sydney puedes conocer a mujeres de más de veinte nacionalidades distintas. Si te preguntabas cómo son las lesbianas de la India o las de Hong Kong, corre a Sydney a averiguarlo…
  8. ¿Qué tan promiscuo es promiscuo? Una australiana promedio nunca ha pasado más de dos meses sin sexo (sí, sí pregunté). Eso significa que… Los antros son para agarrarse a alguien. No vas a una fiesta a bailar, vas a bailar con alguna mujercilla de tu agrado. Y, claramente, la idea es que tú acabes en su departamento o ella en el tuyo. Ni te las des de santa que eso no va.
  9. Por lo mismo, antes de la 1 am la mayoría de las mujeres en el antro ya tienen su lengua metida en gargantas ajenas. Si te gusta alguien, te tienes que apurar, mi reina.
  10. Vamos a lo que vamos, sin rodeos. Básico, están ligando, no haciendo amigas. No te van a hacer plática, te van a decir que estás hot y te van a tratar de dar un beso. O lo tomas o lo dejas. Simple.
Etiquetado , , , , , , , , ,

El mundo futuro

Y aquí seguimos con las mismas ganas de soñar, plantando flores sobre hierba artificial. Pariendo clones, suplicando amor, paseando al perro del balcón al salón.

Hacía mucho que no escuchaba Mecano, pero hoy me levanté con ganas de Bosé y Torroja y Sariñana. Así nada más. Primero mucha música inglesa y luego mucho español para sentirme mexicana…

Tengo muchas muchas historias. Hay unas que no quiero contar, hay otras que sí.

Estábamos en un antro. Ella tenía a una australiana colgada de un brazo. Yo… Yo nada más veía. Me gustaba. Me gustaban ella y la actitud y la forma en la que se quitaba a la otra de encima cada vez que podía. Ella estaba borracha, yo casi sobria. Me acerqué y le dije alguna tontería… La respuesta fue increíble: «I hate how beautiful you are». (¿QUÉ?) La hice repetirlo… «I hate how beautiful you are».

Nunca nadie me había hecho un cumplido tan abrumador. No podía creerlo. Sonreí, tartamudeé una respuesta. (Así de impactada estaba). La mujer regresó con su australiana y terminó agarrándosela en algún departamento en Sydney. Las vi saliendo del antro y subiéndose a un taxi. Juntas.

«I hate how beautiful you are». Lovely.

Etiquetado , , , , , ,

Diario de una lenxicana

L está del otro lado de donde está A.

En algún pueblo cercano de Pittsburgh. Antes de que llegara, estaba emocionada y con mil energía y propósitos. Comprobé que eso del clima depresivo es verdad. Tanta pinche nieve puede llegar a deprimir en algún punto. (Y eso que soy fan de la nieve).

Me ha pasado de todo, literal de todo. Entró un oso a la escuela. Así de random y así de todo me refiero.

Diario camino como quince minutos para tomar un camión a la escuela a temperaturas que van desde los -17C hasta 6C. (Que cuando hemos llegado a estar a 6C, ha sido como gloria). Constantemente me caigo ridículamente. Creo que les alegro el día a muchas personas por eso.

En fin, desde que llegué tuve un propósito.

Encontrarlesbianassensoooalesacomodelugar.

En “mi pueblo” no existen bares gays, TODO está en el centro, en Pittsburgh. No hay tanta accesibilidad a los camiones como para poder llegar allá…

Así que decidí primero empezar por mi escuela.

Hice de todo.

Fui a la primer asamblea del “club gay” en la escuela. (Sí, hay un club gay).

Nada. Y me cayeron mal todos. Huí.

¿Dónde  más podrían estar las lesbianas?

Equipos deportivos.

(Sí, así con colorsitos lésbicos y toda la cosa).

Me inscribí al equipo de volleyball, basketball y football. (La aaaaaaaaaapeeeerraaaaaaaada. ¡Lotería!).

Por desgracia, las de volleyball contestaron que ya habían mandado a hacer los uniformes, así que era demasiado tarde para inscripciones…

Me quedaban dos restantes.

Las de basket me citaron para tener un partido. Ese día asistí y resultó que no era el equipo representativo de la escuela. Era una clase de torneos internos de basketball. Así que ese día, jugaba el equipo de volleyball contra el equipo de football, basketball.

L pertenecía al equipo de las chicas manoseadoras de pelotas (Volleyball).

Y en mi mismo equipo, estaba una chica que tampoco pertenecía a ninguno de los equipos antes mencionados. (Las únicas dos lesbianas de ese equipo. Ella y yo.).

Y claro, las de fut.

Las de volleyball, tristemente no parecían ser nada lesbianas, pero Diosa Lesbiana, ¡qué mujeres!

En fin. Fue el primer partido. Las lesbianas mayores nos ganaron. El partido estuvo cardiaco. Anotaron el punto decisivo cuando faltaban 8 segundos para que terminara el juego y así nos ganaron. Ya quiero que sea el segundo.

Las del equipo de football, no están entrenando por el clima. Sólo gym por el momento. Así que no he tenido plática ni contacto persona-persona con ellas.

Me harté de esperar a las lesbianas escolares.

Tenía que encontrar el maldito camión a Pittsburgh e ir a encontrarlas.

(Decidí documentar con imágenes la dichosa búsqueda para compartírselas y que me perdonen poquito por abandonarlas)

Caminé durante una hora, con lluvia a 1C . Encontré la supuesta parada de autobuses.

Pasó media hora. Pasó una hora. Pasó una hora y media. Me congelé. Me fui. Seguí caminando como si regresara a casa. Pregunté en todos los negocios que quedaban de camino. Una gasolinera, un hotel, un restaurante. A personas que me encontraba en el camino. Nadie sabía de los dichosos camiones porque claro estaba en un primer mundo donde el 98%  de la población conduce sus automóviles.

Seguí caminando hasta que llegué a un negocio que se encargaba de guardar los automóviles a las personas que van al aeropuerto y viajan. Los llevan al aeropuerto en una combi y los recogen cuando regresen.

Entré a preguntar y me cobraron como si fuera al aeropuerto y viajara.

Llegando al aeropuerto, tenía que tomar  un camión que llegaba al centro de Pittsburgh.

Llegando al centro de Pittsburgh me bajé en la segunda parada. Eran aproximadamente las 4:00pm de un viernes cualquiera.

Me metí al primer bar que encontré. Me senté en la barra y pedí una cerveza. Con el internet del lugar y mi celular, investigué los bares gays cercanos.

Terminé mi cerveza y caminé hasta llegar a ellos. Entré a todos. (Cuatro bares). Pero claro, estaban casi vacíos a esa hora. Salí a caminar en la ciudad para conocer.

Encontré una galería que tendría una exhibición a las 6:00pm.

Me quedaba una hora para eso. Caminé más. Conocí a cuatro extraños. Tomé fotos. Encontré arte callejero. Regresé a la galería. Había cerveza de barril gratis. Bebí tres vasos; por estudiantipobre y por mexicana. Conocí a dos artistas. Hablamos de arte. Hubo un performance artístico. Fui feliz.

Salí y ya estaba oscuro. Caminé de regreso a los bares. Entré a uno. No había mucha gente. Me salí y entré a otro. No había tanta gente pero estaba agotada. Pedí una cerveza. Escribí. Miré a mi alrededor y sólo habían hombres. Pedí la cuenta. Caminé al otro bar.

El bar estaba lleno. Conocí a un señor de UK. Pregunté sobre más lugares gays o “el hit del momento”. Me presentó a una chava que estaba sentada al lado de él, Creme.

Creme se presentó a sí misma y agarró una revista gay que vendía bar y me la regaló. La abrió en una parte donde venía un mapa de Pittsburgh con los lugares gays. Marcó con círculos los más importantes. Pregunté direcciones para llegar a uno. Dijo que me llevaba. Negué varias veces dicho hecho, pero insistió.

Nos fuimos en su coche. Hablamos de todo y de nada.

Llegamos al antro gay.

Lesbianas por aquí. Homosexuales por allá. De repente una señora llegó a bailarme y a decirme que le gustaba mi pelo. Le aseguré que debía de estar bajo efectos malignos del alcohol. Se fue y al lado de mi estaba una pareja de hombres.

-¿Ya te presenté a mi mamá? Dije. (Apuntando hacia atrás, hacia donde se había ido la señora.)

-¿Tu mamá? No, es mi mamá.

-No, es mi mamá.

-No, en serio es mi mamá… Insistió.

Tuve que interrogar a los dos por separado para creerlo.

Después de sentirme mal por la patada que metí al decirle que era mi madre, fui la mujer más feliz al saber que la señora  por ser el cumpleaños número 21 de su hijo, se encontraba bailando borracha por toda la pista con  todas las lesbianitos y hombrecitas del lugar.

“Estoy muy orgullosa de mi hijo”. Me dijo la mamá mientras bailaba alocadamente.

Sé que suena bastante bizarro que tu mamá te acompañe al antro en tu cumpleaños número 21. Pero créanme que la pareja de jóvenes eran los más felices en la pista, besándose y bailando sin importarles que su madre/suegra estuviera presente y lo mismo para ella.

Yo me pregunto si algún día veré algo parecido en México…

(Para ver las fotos, click aquí)

Queridas lectoras, perdón una vez más. Han sido días de locura desde noviembre. Pero siempre estoy al pendiente de ustedes (ay ajá), jaja, pero lo juro.

Si no que deje de ser lesbiana. (Ahí es cuando se sabe cuando es una promesa de verdad).

Etiquetado , , , , , , , , , ,

Las lesbianas de Sidney

Ahora les escribo desde un parque en Sídney. No tengo internet, así que para cuando suba esto ya estaré en mi hogar australiano.

Llevo una semana y media aquí, pero ya me empiezo a sentir parte de la ciudad. Ya puedo tomar algunos camiones sin perderme y ya entendí que las monedas más chicas son las de dos dólares y las más grandes las de uno (esas cosas cuestan trabajo).

Ayer me decidí a ir al evento que hace todos los miércoles un bar de lesbianas en Sídney. No sé cómo me convencí a mi misma de llegar hasta la estación del tren y sentarme a comer con cinco mujeres que nunca había visto en mi vida. Háganme el favor, conocí a una lesbiana de Israel (ni siquiera se me había ocurrido que eso fuera posible).

Les cuento… Desde la semana pasada, las amigas de unas amigas, de unas amigas (o sea unas desconocidas) me invitaron al lencho antro. Como acababa de llegar y ni siquiera tenía celular, la semana pasada no fui, pero cuando me invitaron esta semana me obligue a mi misma a ir. Llegué tarde a la estación del tren y busqué las escaleras donde había quedado de verlas. No pude encontrar las dichosas escaleras y le tuve que marcar a una de las mujeres para que me dijera dónde estaban. No conocía a ninguna de ellas, ni siquiera de vista; tuve que describir como iba vestida. Me saludaron y nos fuimos a un restaurante/bar/antro a comer y tomar.

Rarísimo. A alguna hora subimos a la parte dónde la gente estaba bailando. Mujeres de México: ustedes no saben el significado total de “lesbiana” hasta que vean algo así. Lesbianas. Lesbianas con pantalones a media pompa y trenzas. Lesbianas con el pelo corto y tatuajes por todo el cuerpo. Lesbianas que jurabas que eran hombres en el lugar equivocado. Lesbianas con rastas. Lesbianas con shorts y converse y camisetas que dejaban ver más de lo debido. Lesbianas, lesbianas, lesbianas.

Mentiría si no dijera que no me gustaron algunas. Claro que me gustaron, pero mi cabeza sigue dándole vueltas a mi última relación fallida y termina comparándolas a todas con ella…

Después de recorrer varias veces con la mirada el lugar (mientras bailaba con mis nuevas amigas) escogí a mi favorita. Una chava que a lo mucho tenía mi edad (aunque podría ser más grande). El pelo casi rapado y un fleco rarísimo. Converse de bota, shorts y una tank top muy floja. Facciones finísimas que contrastaban con su look masculino. Los ojos excesivamente delineados… Y estaba loca. Lo juro, estaba loca. Tomaba, gritaba bailaba… Le coqueteaba a todas sus amigas, se reía y en el inter me devolvía las miradas. Más de una vez la caché viéndome mientras bailaba.

En eso llegó la francesa. La francesa también tenía el pelo corto pero su look era bastante más clásico. Saludó a mis nuevas amistades y me saludó a mi también. En cuanto me empezó a hablar supe que yo le había gustado.  Estaba guapa, bastante. Dos o tres veces la trataron de ligar en frente de mi. Me sacó del antro y nos fumamos un cigarro junto a la puerta. Volvimos a entrar. Me invitó una cerveza. Volvimos a salir…. Jugamos billar, le gané. Y platicamos y sentía su mirada clavada en mi todo el tiempo. Sabía que quería, no, que esperaba, algo más de mi. Y de repente… huí. Sí, huí. Le dije que se iba mi camión y me salí del antro. Así nada más. No era cierto. Busque un camión que me llevara a casa por más de una hora. Recorrí todo Sidney en la noche. Me senté por más de media hora en una parada de camión con gente rarísima. Llegué a otra… Me subí a otro camión.

Dos horas más tarde logré llegar a mi australiano cuarto. Eran las 4 am. Y mientras me lavaba los dientes y me curaba las cortadas que tenía en el pie (yo tampoco me lo explico), me pregunté a mi misma por qué había salido corriendo así. Todavía no lo sé.

Etiquetado , , , , , ,

En una terminal de aeropuerto…

Ok. Estoy varada en un aeropuerto de Estados Unidos. Estoy sola, con una maleta de 20 kg y una mochila de 7. No suena a tanto, pero a la hora de subirse y bajarse del «shuttle» entre terminales se vuelve mucho. No hay lockers, así que ya me resigné a mantenerme pegada a las maletas. Ya me instalé en un Starbucks, tengo mi computadora conectada a la corriente sobre la mesita café y mi maleta roja alado, llamando la atención de  los que pasan alado. Había pensado ver una película, pero no estoy segura de que ponerme audífonos y darle play sea lo mejor en mi situación.

Llevo aquí 4 horas y me faltan otras ocho para tomar mi siguiente vuelo. ¿A dónde voy? Como se podrán haber imaginado por posts pasados, voy muy lejos. En parte porque tenía ganas de escaparme de todo y en parte porque no tenía nada que hacer (terminé mi carrera en diciembre y no tenía ganas de volverme oficinista). Entonces, ¿a dónde? Al lugar más lejano que pude encontrar, Australia.

Nunca he sido lesbiana en otro país. En mis viajes más recientes, apenas tocaba tierras extranjeras me volvía buga o, en el mejor de los casos, asexual. Mi viaje lo hago con el corazón medio roto y casi ninguna expectativa (a veces así resultan mejor las cosas).

Les escribo esto porque mi próximo post será escrito desde allá y espero tener mucho que contar.

Ténganme un poquito de paciencia y prometo no defraudarlas, queridas lectoras.

Besos.

A.

P.D. L, por su parte, también está en otro país (congelándose). Espero que pronto tengamos noticias suyas.

Etiquetado , , , , ,