Lenchiaugurios

2013 fue un año muy random para mí. Lleno de muchas cosas bonitas, cosas chistosas,  cosas que no entiendo, con chichis por aquí, chichis por allá.

Llegó el 2014 rápidamente y con él, el momento de la tradición mexicana de las 12 campanadas y pedir un deseo por cada tilín-tilín, tolón-tolón que suena; al mismo tiempo que uno se come una uva POR CADA CAMPANADA.

Es decir, además de pensar en el deseo con todo tu corazón, tienes que atragantarte un uvón tamañonememes, apurarle y pasar a la siguiente uva, deseo y campanada.

Un gran, gran, gran reto que para mi boca no entrenada para cosones –if you know what i mean- , se vuelve toda una hazaña…

Y es así como tú lectora, llegaste a uno de mis 12 deseos, uvotas y esfuerzos. Mientras  mis tíos y demás familiares pensaban sus lindos deseos, y ellos me veían a mí con una gran sonrisa como diciendo “Aw la sobrinita, bien enfocada en los suyos…” yo las tenía en mente.

Deseé con todas mis fuerzas,  que las papayas se multiplicaran en sus vidas y que fueran de buena cosecha. Nada de aquellas que se esconden o se cierran a la hora de la hora. No.

No más bugas que quieran experimentarlas (O no que las hagan clavarse, al menos).

No más perrilove, dramalencho.

Más boobies, más amor, más todo.

Puros lenchiaugurios.

¡Feliz, feliz, feliz  lenchidosmilcatorce a todas!

Escríbanos qué les gustaría saber, escuchar, leer, ver, hacer en éste año.

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