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«Más feeling, por favor»

La otra vez recibimos comentarios de nuestras queridas lenchilectoras, diciendo que necesitábamos ponerle más feeling a lo que escribíamos.

Pues bueno, yo puse mi historia en pausa. O más bien no he contado nada, A. me ayudó un poco a contarla en resumidas cuentas por acá.

Cada que tenemos una lenchireunión y una termina de contar sus problemas casi siempre termina con frases como…. “Y…¿Cuándo vas a empezar a escribir tu libro, entonces?”  “Y cuándo vamos a hacer nuestra serie, seguro tendríamos un muy buen rating”

Es verdad. No sé cómo, pero las historias de lesbianas, siempre terminan en una gran lenchitragicomedia que parecen sacadas de alguna película, con vampiros, cerdos que vuelan y toda la cosa.

Mi historia nunca quise escribirla, porque sabía que podría terminar mentando la madre, llorando o en el último de los casos, (que es el que terminó siendo), escribiendo algo que pareciera de DA (Dejadas Anónimas):

-Hola yo soy L, y a mí me dejaron por mi mejor amiga. (Violines de fondo).

Tuve una relación larga, seria, bonita. De esas que idiotamente crees que son para siempre, que compartirán sus kotex y eso será lo más romántico del mundo.

Sí, como en todo, hubo momentos increíbles. No me arrepiento de nada. ¡Nada! No regresaría el tiempo para cambiar algo, porque aprendí muchas cosas de la relación y de mí.

Regresando a la historia… …Después de algún tiempo, le presenté a la Caca13 una de mis muuuuy cercanas amigas de aquél entonces. Tetina.

Tetina y la Caca13 se empezaron a llevar. MUCHO.

Al principio fue como… “¡Ahh qué padre! A mi amiga le cayó super bien mi novia y a mi novia, mi amiga!!!

Después fue como… “Ah chinga… Como que eso está muy raro…”

Y al último fue como… “No mamen, y mi tortilla ¿qué chingados?”.

Y es que duré demasiado en esa situación, permitiendo pasar muchas actitudes y cosas que hacían entre las dos, que no eran normales.

Mi psicóloga me decía que el problema de las lesbianas, era que eran demasiado liberales y a veces no sabían cuándo hay un límite y en qué momento existe un límite.

Le negué su mala suposición y le dije que la loca era ella, y salí cobrándole yo ese día a ella por la terapia…

Pero la verdad es que tenía razón. En mi caso, eran esas actitudes. Siempre las justificaba y no veía esa línea delgada que había sido cruzada desde hace siglos y siglos.

Dentro del problema, L decidió hablar con las dos, les preguntaba y les decía mi manera de pensar, a lo cual siempre respondían:

Caca13: “No mames amor, cómo puedes pensar eso, es mi mejor amiga y así soy yo”.

Tetina : “L, ni si quiera me gustan las mujeres, ¿cómo puedes pensar eso? Además jamás te haría algo así, somos amigas.”

Y entonces yo lo intentaba creer con todas mis fuerzas y lo permití y lo permití y lo permití. Y era súper frustrante, porque a la vez  que pasaba todo, me enojaba conmigo por pensar mal de ellas, “L, no seas estúpida, ¡qué  egoísta que pienses algo así!… Son mejores amigas, no tendrías porque mal pensar.”

Pensar algo así, de parte de una amiga, era inimaginable, sobre todo de ella. Ella, la que no rompía ni un plato y que era alguien a quién con una venda en los ojos le confiaba mi vida.

Para no hacerles el cuento largo, la relación amorosa terminó más que rota, porque se desgastó y se desgastó. La poca relación que se pudo haber salvado en su momento, se fue rompiendo como cuando ves entrar una bala por algún artefacto y te la pasan en cámara lenta.

Leeeeennnnnnnnnto. Y destrozando todo. Nada de pedazos rescatables. No. Se rompió to-do.

Y lo  más ardedor, es que esa relación, se llevó al carajo mi otra relación, una amistad. Y a mí, esa, es la que me pesa más que nada.

Que termine la relación «del amor de mi vida», que me pongan el cuerno, que un mamut vuele y luego caiga en mi coche, que se levante y empiece a brincar; que venga un tsunami y se lleve mi escuela, que me toquen escasas chichis, pero que una amiga me traicione… Eso, queridas, está cabrón.

No sé si cuente o no como traición. (Ah sí, ahora ellas dos andan. Me ha informado la mismísima Caca13). Pero a mi me dolió así.

A Tetina me la encuentro casi siempre en la escuela y siempre es incómodo. O se hace la que no me ve y voltea al cielo como si hubiera una estrella fugaz pasando en plena luz del día o no nos queda de otra más que saludarnos y se siente una vibra extraña en el ambiente…

Ha pasado un año desde que terminó la relación. Un año y seguía acordándome de mi ex. De los buenos momentos (en lugar de los malos). Ya no lloraba ni era para tirarme en la depresión pero si pensamientos tontos.

“Ahh qué bonito era…”

Y enfermizamente, me metía a checar su facebook y veía de lo poco que podía ver (Por su puesto no nos teníamos de amigas, pero tenía su privacidad leve abierta).

Con el problema de L, les puedo concluir varias cosas…

1. Facebook es del diablo. Fuck, sí que es del diablo. Necesitas tener muchas boobies para no meterte a stalkear a tu ex.

Suena ridículo ahora que ya lo veo diferente. Pero a mí me costó un año superar todo y dejar de hacerlo. No lo hagan, no lo hagan, no lo hagan. Es tortura mortal. (Con muerte segura, limón y chilito en la herida y asé).

2. Lo que las abuelitas te dicen de que los verdaderos amigos se cuentan con los lenchidedos, es verdad.

Y  lo de… “Quien menos esperas que te traicione, será la que se echará a tu ex.” También.

3.  Para el amor no importa NA.DA.

Pues sí, también tienes que ver la otra parte de la tortilla. Y ver la otra parte, implica salirte de tus zapatitos y ponerte en los de las otras. Cuesta tres boobies, así que pídele una a quien más confianza le tengas que te preste una. Y OJO, entender la otra parte, no significa que compartas la misma manera de verla.

En mi caso, ellas se enamoraron, ni modo. Yo aún con todo y todo, sabiendo cómo fue la situación y siendo una amiga tan cercana, jamás haría algo así. Pero entiendo la parte de ellas y entendí que no somos dueños de las personas, no es como que agarremos un plumón y le pongamos nuestra firma en alguien y entonces ese alguien ya no pueda ser querido por alguien más.

Pero insisto, no lo comparto. Para mí, es ley de oro la amistad e intocables los novios/as de mis amigos y amigas.

4. “Theres beauty in the breakdown”.

Va a haber días buenos, malos, pésimos…. y de los que vas a decir no mamen, apaguen la luz y despiértenme en un año. Pero en esos malos, ocurre la inspiración más rara. Llegas a tocar fondo con la célula más profunda de tu ser.

Escribir, pintar, fotografiar, correr, jugar algún deporte o lo que sea que hagas, se sentirá y lo harás como nunca antes.

5. No hay mal o dolor que dure para siempre.

Te va a doler y mucho. Cuando pienses que ya no te podría doler más, lo hará. Más y más.

Pero después pasa hasta volverse soluble con café.

A mí me costó un año salir de esas y se me hizo eterno. Que ya no quería pensar en ella, ni en la otra tampoco. Un año de desconfianza total a muchas personas. A cerrarme a muchas emociones y sensaciones. A batear a muchas personas que valían realmente la pena.

6. Nadie te va ayudar a salir de ahí.

Suena horrible. Pero es verdad. Claro que tus amigos te van a decir mil cosas y estar echando porras, te van a escuchar y escuchar y escuchar. Y sí, ayuda bastante, pero quien realmente te saca de ese hoyo negro, eres tú y nadie más.

Y esto es algo muy subjetivo. A veces toma mucho tiempo, a veces muy poco (y que sea poco no significa que haya sido menos importante). Nuestra mente y corazón funcionan de maneras inexplicables. A veces llega alguien que te hace sacar un impulso desde adentro. Otras, necesitas alejarte de cualquier tipo de impulso.

Siempre es y será diferente.

Pero sí lo haces bien y bonito, la Diosa lesbiana se compadecerá de ti y te pondrá arcoíris al final del hoyo negro.

7. Felicidad.

El punto de esta vida es ser feliz.

La última etapa de aceptación con el GRAN problema. A ellas dos las quiero, aunque ya no hablemos ni nada de nada, fueron y serán importantes en mi vida. Y si están juntas, es porque deben de ser muy felices. Así que eso nunca puede estar mal. (¿Verdad? ¿Verdad? ¿Verdaaaaaaad?…)

Sí, cuesta mucho eso de la aceptación, pero cuando por fin lo haces se siente muy bien y vas a terminar hablando de lo que paso en un blog lésbico, abriéndote no de patas, pero en palabras.

Y esa, será una muy buena señal…

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La regla de oro

Bueno no sabemos si les pase o no… Pero A y L se preguntan siempre: «¿dónde están las otras lesbianas no intensas/locas/malas?» ¿Será que somos una especie en peligro de extinción?

Lo que pasa es que cada día son más las lesbianas locas que se aparecen en nuestras vidas. Y claro que para todo roto hay un descosido, pero nosotras ya no sabemos si las rotas somos nosotras o ellas.

Déjennos explicar la diferencia entre las locas que nos aterran y las locas que nos gustan:

a) Locas.bien: Son esas locas a las que parece no importarles un carajo lo que piense el mundo de ellas. Son las que piensan diferente, que rompen paradigmas y que tienen una forma de ver el mundo, aquellas que parecen venir de otro planeta. Tienen un carisma y un encanto casi magnéticos y (por qué no decirlo) son las que nos vuelven locas a nosotras.

b) Locas.del.mal: (AGUAS si te identificas con la descripción.) Vienen en miles de empaques distintos y nunca sabes cuándo te vas a encontrar con una. Son control-freaks, mitómanas o drama queens. Son esas que van a llevar una relación hasta el extremo, que te van a tratar de manipular y que van a buscar hacerte sentir menos. Eso sí, son gritonas/enojonas y siempre están buscando llamar la atención. Y cuidado, que un día una de estas hasta un golpe te puede soltar.

Según las malas lenguas existe una regla de oro:

Sólo (sí, SÓLO) puedes escoger dos de las siguientes tres opciones en una lencha, puesto que no existe la combinación de las tres (según):

  • BONITA
  • INTELIGENTE
  • EMOCIONALMENTE ESTABLE

Y no es que seamos exigentes, pero nosotras queremos las tres….

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